lunes, 3 de febrero de 2020

Beata Sor Ana de Los Ángeles: 35 años en los altares


Con motivo de conmemorarse los 35 años de la beatificación de Sor Ana de Los Ángeles Monteagudo la comunidad de madres del Monasterio de Santa Catalina vieron por conveniente realizar una exposición a manera de difundir la vida, proceso de beatificación y demás objetos concernientes a la venerable Ana de Los Ángeles única beata arequipeña.
La exposición se realiza en la sala de extensión cultural del monasterio de Santa Catalina ubicado en la calle Ugarte 301, del 2 al 10 de febrero del 2020, en los horarios de lunes a sábado de 10 a 13 horas, 15 a 18 horas; y domingos de 10 a 13 horas. Los materiales en exposición son:
-          Busto de la Beata Sor Ana De Los Ángeles elaborado a partir de la reconstrucción facial del rostro de la religiosa basada en una serie de estudios y fotografías tomadas al cráneo de la beata, pero no a la edad cronológica que determina el cráneo, al momento de su muerte (80 años) sino más bien a los 40 años de edad, fecha donde es priora del monasterio Santa Catalina.

-          Una imagen de San Nicolás de Tolentino santo con el cual Sor Ana de Los Ángeles compartía su devoción por las almas del purgatorio.
-          Lienzo, medallas, diplomas paneles informativos y gráficos etc.
Asimismo, el domingo 2 de febrero a las 7 horas se celebró una misa solemne en honor a los 35 años de beatificación para ser Ana de Los Ángeles Monteagudo, y el término se llevó a cabo una procesión con las reliquias de la Beata.
Beatificación:
Sor Ana de Los Ángeles murió el 10 de enero de 1686 en olor de santidad ese mismo año todas las religiosas del monasterio de Santa Catalina de Arequipa solicitaron la apertura del proceso de su beatificación este proceso ordinario se llevó a cabo desde el 18 de diciembre de 1686 hasta el 16 de septiembre de 1693, en él declararon 35 testigos que dieron a conocer su vida santa. El proceso original se envió a Roma, quedando una copia en Arequipa pero según parece, el barco naufragó y nunca se habría iniciado el proceso a Roma. Por ello, hubo de hacerse una copia para enviarla de nuevo, lo que retrasó todo el proceso durante años.
El proceso apostólico tuvo lugar en Arequipa desde el 22 de julio de 1921 a mayo de 1923. El milagro, aprobado para su beatificación fue la curación de la señora María Vera de Jarrín. El 2 de noviembre de 1931 se sometió a un examen de útero por padecer frecuentes hemorragias; su salud empeoró y el 10 de marzo de 1932 fue sometida a una operación quirúrgica en el hospital Goyeneche de Arequipa, según el testimonio jurado del doctor Humberto Portillo se observó la presencia de un gravísimo tumor canceroso, que no sólo afectaba a la pelvis sino que se extendía por toda la región pélvica. Ante la gravedad del caso optaron por observar y cerrar el corte quirúrgico pensando en su inminente muerte y que no había solución humana.  Pero no había transcurrido ni dos días y sin ninguna medicina la paciente se sintió mejor en pocos días sanó, de modo que pasado un mes, se la considero apta para seguir cumpliendo sus labores del hogar.
La señora Vera Jarrí afirmó que su curación había sido producida por la intervención milagrosa de Sor Ana de Los Ángeles Monteagudo de quién había llevado una bolsita con la tierrita de su sepulcro junto con una estampita de su imagen. Su salud continuó estable, sanó completamente hasta el día de su muerte.
Después de un arduo estudio el milagro fue aceptado por la comisión científica del Vaticano y fue aprobado el 15 de octubre del 1981.  Y el 2 de febrero de 1985 su santidad el Papa Juan Pablo segundo como autoridad apostólica en la ciudad de Arequipa declaró a Sor Ana de Los Ángeles Monteagudo Beata. De ella dijo: “En ella admiramos sobre todo a la cristiana ejemplar, la contemplativa monja Dominica del célebre monasterio de Santa Catalina monumento de arte y piedad del que los arequipeños se sienten con razón orgullosos. Ella realizó en su vida el programa dominicano de la luz, de la verdad, del amor y la vida, concentrado en la conocida frase: contemplar y transmitir lo contemplado”.