“Una inquietante fotografía tomada a finales del siglo XIX en Perú, donde quedó plasmada la imagen de esta niña poco después de su muerte, esta costumbre llegó de Europa donde era común retratar a sus muertos como homenaje a su memoria se conocía como "Memento Mori" recuerda que morirás. Desde la era Victoriana y llegó hasta América donde se continuó con esta práctica hasta las primeras décadas del siglo XX.”
Texto: Javier Martínez
Por detrás, una mujer de espectro indígena (probablemente la nana) sosteniéndole la cabeza para que no se caiga
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La niña parece dormir sobre las piernas de su padre, pero ya jamás despertará. El hombre va de traje y tiene cara de circunstancias. Al lado, la madre mira el vacío.
¿Puede haber algo más triste que la imagen de unos padres con su hija fallecida en brazos? El duelo debe ser reciente y esa familia, ahora incompleta, se ha retratado para tener un último recuerdo juntos. La fotografía fue realizada en estudio alrededor de 1870 por uno de los más reconocidos fotógrafos peruanos de la época: Teófilo Castillo.
La fotografía de difuntos, o post mortem, fue una práctica recurrente en la Lima del siglo XIX. La muerte entonces era una presencia cercana en cualquier familia, de cualquier estrato económico, por el alto índice de niños que morían a edad temprana por enfermedad o madres que fallecían por los rigores del parto.
Hoy muchas de las causas de muerte son casos fáciles para la medicina, pero entonces era distinto.
Un invento de la época tuvo que ver además con esta costumbre: la aparición del daguerrotipo –la primera forma de hacer fotografía– en la década de 1840. "La fotografía post mortem empieza prácticamente con la aparición del negocio fotográfico.
Los fotógrafos vieron el potencial que tenía este tipo de imágenes porque muy pocas familias podían pagar un retrato hecho por un pintor a sus parientes recién fallecidos", dice el fotógrafo e investigador Renzo Babilonia.
El retrato post mortem era un rubro de los muchos en que se especializaban los fotógrafos de la época. En junio de 1844 el francés P. Daviette ponía un anuncio en Lima en el cual decía ser un "artista fotogénico recién llegado de París" que podía "retratar a los difuntos como cuadros al óleo".
Otro aviso publicado en El Comercio en marzo de 1846 señalaba: "Las familias que tengan la desgracia de perder algún deudo de quien deseen poseer un momento de esta naturaleza pueden lograrlo por medio del daguerrotipo (...) El profesor Fournier ofrece ejecutar el retrato en el mismo aposento mortuorio, como es costumbre en Europa en el día".
LOS FOTÓGRAFOS